Pareja de pilastras con grutescos. España, primera mitad s.XVI. Madera tallada, dorada y policromada. Medidas: 129 x 27 cm. Pareja de pilastras de escuela renacentista castellana, talladas en madera con representación de grutescos tipo candelieri, un género ornamental que conoció gran fortuna durante el siglo XVI, desarrollándose en las paredes de salones palaciegos de toda Europa, influyendo también en la decoración eclesiástica. Aquí reunimos dos pilastras cuyas composiciones difieren sutilmente en el modo de recombinar sus elementos: jarrones, fuentes, cenefas y criaturas híbridas se entrelazan conformando ramificaciones imaginativas. A los putti les crecen colas o alas de murciélago. Es un aspecto característico del grutesco: la inventiva y la mezcla entre los reinos humano, vegetal, celestial y mineral. Sobre los fondos dorados, las decoraciones han sido talladas en bajorrelieves policromos. España se convirtió a comienzos del siglo XVI en la nación europea mejor preparada para recibir los nuevos conceptos humanistas de vida y arte por sus condiciones espirituales, políticas y económicas, aunque desde el punto de vista de las formas plásticas, su adaptación de las implantadas por Italia fue más lenta por la necesidad de aprender las nuevas técnicas y de cambiar el gusto de la clientela. La escultura refleja quizás mejor que otros campos artísticos este afán de vuelta al mundo clásico grecorromano que exalta la individualidad del hombre creando un nuevo estilo cuya vitalidad sobrepasa la mera copia. El grutesco es un motivo decorativo derivado de la decoración de “grutas” de época romana, descubiertas por arqueólogos del siglo XV y, reinventadas durante el Renacimiento y el Barroco para decorar palacios y villas.
Pareja de pilastras con grutescos. España, primera mitad s.XVI. Madera tallada, dorada y policromada. Medidas: 129 x 27 cm. Pareja de pilastras de escuela renacentista castellana, talladas en madera con representación de grutescos tipo candelieri, un género ornamental que conoció gran fortuna durante el siglo XVI, desarrollándose en las paredes de salones palaciegos de toda Europa, influyendo también en la decoración eclesiástica. Aquí reunimos dos pilastras cuyas composiciones difieren sutilmente en el modo de recombinar sus elementos: jarrones, fuentes, cenefas y criaturas híbridas se entrelazan conformando ramificaciones imaginativas. A los putti les crecen colas o alas de murciélago. Es un aspecto característico del grutesco: la inventiva y la mezcla entre los reinos humano, vegetal, celestial y mineral. Sobre los fondos dorados, las decoraciones han sido talladas en bajorrelieves policromos. España se convirtió a comienzos del siglo XVI en la nación europea mejor preparada para recibir los nuevos conceptos humanistas de vida y arte por sus condiciones espirituales, políticas y económicas, aunque desde el punto de vista de las formas plásticas, su adaptación de las implantadas por Italia fue más lenta por la necesidad de aprender las nuevas técnicas y de cambiar el gusto de la clientela. La escultura refleja quizás mejor que otros campos artísticos este afán de vuelta al mundo clásico grecorromano que exalta la individualidad del hombre creando un nuevo estilo cuya vitalidad sobrepasa la mera copia. El grutesco es un motivo decorativo derivado de la decoración de “grutas” de época romana, descubiertas por arqueólogos del siglo XV y, reinventadas durante el Renacimiento y el Barroco para decorar palacios y villas.
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