Escuela andaluza; circa 1760. “San Joaquín”. Madera tallada, policromada y estofada. Ojos de pasta vítrea. Presenta faltas en la talla y la policromía, además de una base de época posterior. Medidas: 102 x 52 x 34 cm. En esta obra en madera de bulto redondo, el autor nos presenta una talla de carácter devocional en la cual una figura masculina ricamente ataviada, gira su rostro hacia el suelo en actitud meditativa e incluso melancólica. Debido a que con la mano derecha sostiene un bastón, cuya parte inferior se ha perdido se puede identificar a esta imagen con la representación de San Joaquín. De acuerdo con la tradición, Joaquín, era de Nazaret, región de Galilea y descendiente del rey David. fue el marido de Ana y el padre de María, madre de Jesús, de acuerdo con la tradición católica, ortodoxa y anglicana. La historia de Joaquín y Ana apareció por primera vez en el evangelio apócrifo de Santiago. Joaquín y Ana no son mencionados en la Biblia. De acuerdo con la tradición, Ana nació en Belén, región de Judea, y se casó con Joaquín, que era de Nazaret, región de Galilea. Ambos eran descendientes del rey David. En el Evangelio de Santiago, Joaquín es descrito como un hombre rico y piadoso, que solía dar donativos a los pobres y a la sinagoga de Séforis. No obstante, el sumo sacerdote rechazó a Joaquín y a su sacrificio animal en el templo porque su falta de hijos fue interpretada como un signo de desaprobación divina. Joaquín se fue al desierto y ayunó durante cuarenta días como penitencia. Unos ángeles se aparecieron tanto a Joaquín como a Ana para decirles que tendrían un hijo. Tras esto, Joaquín regresó a Jerusalén y abrazó a Ana en una puerta de la ciudad. Dentro de este panorama, es evidente el papel de primer orden que desempeña la escuela andaluza de escultura durante el período que se ha dado en llamar Siglo de Oro; a ella pertenecen una serie de maestros de indiscutible valía que supieron aunar en sus obras la extraordinaria calidad técnica y la profundidad religiosa. desde las primeras décadas del siglo comienzan a acudir constantemente a la ciudad maestros de distinta procedencia que buscan el mercado americano y la potencial clientela sevillana, cada vez más atraída por las nuevas formas artísticas que llegan de Italia. Maestros italianos, franceses y flamencos, conocedores en distinto grado de la nueva estética, alternan con artistas llegados de tierras castellanas, que también han entrado en contacto con las corrientes artísticas imperantes en la península italiana, convirtiéndose así en los más cotizados del mercado artístico. Las enseñanzas de todos ellos, unidas al sustrato clásico inherente a la propia cultura andaluza, van a constituir los cimientos sobre los que se levantará la escuela escultórica andaluza.
Escuela andaluza; circa 1760. “San Joaquín”. Madera tallada, policromada y estofada. Ojos de pasta vítrea. Presenta faltas en la talla y la policromía, además de una base de época posterior. Medidas: 102 x 52 x 34 cm. En esta obra en madera de bulto redondo, el autor nos presenta una talla de carácter devocional en la cual una figura masculina ricamente ataviada, gira su rostro hacia el suelo en actitud meditativa e incluso melancólica. Debido a que con la mano derecha sostiene un bastón, cuya parte inferior se ha perdido se puede identificar a esta imagen con la representación de San Joaquín. De acuerdo con la tradición, Joaquín, era de Nazaret, región de Galilea y descendiente del rey David. fue el marido de Ana y el padre de María, madre de Jesús, de acuerdo con la tradición católica, ortodoxa y anglicana. La historia de Joaquín y Ana apareció por primera vez en el evangelio apócrifo de Santiago. Joaquín y Ana no son mencionados en la Biblia. De acuerdo con la tradición, Ana nació en Belén, región de Judea, y se casó con Joaquín, que era de Nazaret, región de Galilea. Ambos eran descendientes del rey David. En el Evangelio de Santiago, Joaquín es descrito como un hombre rico y piadoso, que solía dar donativos a los pobres y a la sinagoga de Séforis. No obstante, el sumo sacerdote rechazó a Joaquín y a su sacrificio animal en el templo porque su falta de hijos fue interpretada como un signo de desaprobación divina. Joaquín se fue al desierto y ayunó durante cuarenta días como penitencia. Unos ángeles se aparecieron tanto a Joaquín como a Ana para decirles que tendrían un hijo. Tras esto, Joaquín regresó a Jerusalén y abrazó a Ana en una puerta de la ciudad. Dentro de este panorama, es evidente el papel de primer orden que desempeña la escuela andaluza de escultura durante el período que se ha dado en llamar Siglo de Oro; a ella pertenecen una serie de maestros de indiscutible valía que supieron aunar en sus obras la extraordinaria calidad técnica y la profundidad religiosa. desde las primeras décadas del siglo comienzan a acudir constantemente a la ciudad maestros de distinta procedencia que buscan el mercado americano y la potencial clientela sevillana, cada vez más atraída por las nuevas formas artísticas que llegan de Italia. Maestros italianos, franceses y flamencos, conocedores en distinto grado de la nueva estética, alternan con artistas llegados de tierras castellanas, que también han entrado en contacto con las corrientes artísticas imperantes en la península italiana, convirtiéndose así en los más cotizados del mercado artístico. Las enseñanzas de todos ellos, unidas al sustrato clásico inherente a la propia cultura andaluza, van a constituir los cimientos sobre los que se levantará la escuela escultórica andaluza.
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